martes, 7 de septiembre de 2010

Óyelo.

 
Óyelo, búscalo. ¿Lo encuentras?
Si, justo ahí, en tus manos. Presta atención, ¿escuchas algo?
¿No?
¿Pero sabes que es?
¿Tampoco?
Vámos, no te estás esmerando lo suficiente.
¿Ahora?
¿Sabes ya que es?
Exacto, mi corazón.
Venga, escucha...en silencio... cesa tu respiración un momento...
¿Qué has escuchado ahora?
Suspiros... interesante...
Por donde deberia haber sangre, mi sangre...ahora solo hay suspiros...mis suspiros.
¿Es la primera vez que te has parado a oirlo?
Entonces no lo escuchaste reir...cuando reia al saber que estaba en tus manos. Tampoco escuchaste su amargo llanto cuando, aun estando en tus manos, no te jactaste de su sonora presencia.
Tampoco lo viste regocijarse en tus manos, acariciandotelas, besandotelas, aun estando lejos de su dueña, el era feliz.
Devuélvemelo, el se fue contigo, atraido por tu dulce música.
Orgulloso dios Crono, solo esta sufriendo, retórnamelo.
Óyelo, oye sus gemidos.
Óyelo sollozar, gimotear, lamentarse.
Si... se lamenta... por no haber sido lo suficientemente bueno, por no haberte llenado, por no haber sido todo para ti.
Óyelo desolado... pero no arrepentido.

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